Siempre prefiero equivocarme cuando afirmo algo relacionado con
infraestructura para telecomunicaciones, sin embargo, con RITEL estaba seguro
que no me equivocaría.
Finalmente esta norma se cayo, tal como lo dije en entradas
anteriores en mi blog, donde analizaba lo inconveniente de implementarla tal
como fue anunciada. La CRC cometió un
error, que a mi parecer, fue por pura terquedad de quienes estaban al frente
del proyecto, o de pronto, no lo afirmo, por defender intereses
particulares.
El error fue que quienes escribieron la norma, decidieron incluir
temas técnicos específicos de los materiales con los cuales se debía construir
la red interna de telecomunicaciones, lo cual es un absurdo. Cada fabricante ha desarrollado sus propias
soluciones, con diferentes tipos de materiales, calidades, configuraciones,
integraciones, componentes, que al final, cumplen cabalmente con las normas de
la ISO (y de la TIA), se alinean a las normas locales y funcionan
perfectamente. Sin embargo, la RITEL
quería limitar esto a un tipo de cable especifico, a unos componentes
específicos y a una forma de diseñar especifica, lo cual constituye lo absurdo
del error, hace que la norma sea excluyente y que atente contra la sana
competencia y el derecho al trabajo.
La CRC recibió infinidad de cartas, de diferentes agremiaciones,
fabricantes, particulares expertos en el tema y asociaciones, expresando lo
inconveniente de incluir en la norma ese tipo de detalles, incluyendo la explicaciones
y sustentaciones técnicas del caso, sin embargo, hicieron caso omiso, y
respondían cosas absolutamente absurdas, que incluso insinuaban
desconocimiento. La única excusa o el
único argumento que siempre ponían por delante era que la norma era para
proteger los intereses de los consumidores.
La razón por la cual un operador o proveedor de servicio se
apodera de un edificio y la razón por la cual un usuario no puede escoger el
operador que quiera, no es por el tipo de cable, de conectores, de equipos o de
solución, realmente es porque el constructor no diseño la canalización adecuada
para que uno, varios o todos los operadores puedas tender sus cables y aparatos. Las canalizaciones que diseñan son
groseramente ridículas, mal dimensionadas, insuficientes, los recorridos mas
aún, no dejan caminos redundantes, no incluyen un cuarto para
telecomunicaciones en cada piso, no
incluyen canalizaciones verticales de interconexión entre pisos y entre los
cuartos de telecomunicaciones y mucho menos con la entrada de servicios de la
calle, no incluyen un sistema de tierra común adecuado para contar equipos de
telecomunicaciones y que se pueda compartir entre varios proveedores de
servicios.
Dicho de otra forma, la RITEL, en su idea filosófica es
espectacular, pero se debe concentrar en lo que realmente afecta al consumidor. Si hubieran hecho caso, hubieran aceptado los
comentarios y sugerencias de todas las cartas que recibieron, la norma no se
hubiera caído y estarían cumpliendo con la promesa de proteger al consumidor y
estarían siendo aplaudidos.
La CRC dice que suspendió la aplicación de la norma hasta 2017
porque el país esta pasando por un momento económico complicado. Camacol y MinVivienda dicen que encarece el
metro cuadrado y que no es conveniente. Pero
la verdad es que se cayo hasta que termine el proyecto de vivienda de interés
prioritario que tiene el gobierno en ejecución, en cabeza del ministro Vargas
Lleras. Después de eso la norma revivirá, con los
mismos absurdos de la versión actual.
Nuevamente espero equivocarme.
Ahora me queda esperar a ver si me equivoco cuando afirmo que la
Categoría 7A pasará a la historia como el engaño mas grande que le ha hecho la
industria a los consumidores.
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